Un mundo sin puertas
Si existiera un mundo sin puertas, seguramente tardaríamos muy poco en inventarlas. Seguro el cuarto sería un lugar con cortinas,
tipo una sábana, o las que están hechas de pepitas colgantes,
que suenan cuando le pasas la mano por encima.
Se invertiría más en personal de seguridad, mínimo par de pitbull encadenados en la entrada o el arco (como le llamemos
al sitio sin puerta).
No existiría el dicho “tocar la puerta no es entrar”
ni la canción navideña Din din din Tún tún, quién es.
No se tocaría la puerta, sino el timbre, o la pared.
[Las personas requieren privacidad, además de calor y seguridad.]
San Pedro tendría tremendo rollo para controlar al gentío
queriendo entrar.
Y no se cerraría la puerta detrás de tí