Llegué un poco tarde a el Instituto Universitario de
Diseño Las Mercedes, donde era la cita con el maestro
John Moore, para su charla-conversatorio sobre los
ambigramas.
El Sr. Moore es un ávido diseñador gráfico, entusiasta
de la tipografía, estudioso de la percepción y la
ambiguedad en el arte y la gráfica.
Tiene más de 20 años de experiencia en su área y
ha realizado varios libros sobre diseño y
tipografías que se venden dentro y fuera de Venezuela.
Ha participado en la Bienal Internacional de Letras
Latinas y dado numerosas charlas y talleres sobre
tipografía, diseños de carteles y ambigramas.
Llegué a la charla cuando ya había empezado, y estaban
proyectando un video de la canción Música Ligera
de Soda Stereo con la letra hecha a punta de ambigramas,
trabajo investigativo y de desarrollo que realiza John
y que nos pone a pensar en la genialidad de su técnica.
Moore, nos dice que lo ambiguo es algo que tiene más
de una lectura, que la ambiguedad es antigua, más no
los ambigramas. Escher trabajó muy bien la ambiguedad,
nos dice, mientras se proyectan imágenes del trabajo
de éste, que datan de por ahí en los años sesenta,
como dice John en tono jocoso «hace dos días, fue eso»
Magritte fue otro que trabajó muy bien la ambiguedad
y fue uno de los que influenció el trabajo de Moore,
al cual admira por el nivel de estética y trasfondo
de su obra. Comparte con nosotros una frase de Magritte
«La realidad esconde aquello que no vemos».
Dice también que al cerebro le gusta acomodar las cosas
como él las conoce y la ambiguedad rompe esos paradigmas.
Moore, arriba en la foto, nos muestra un estudio del espacio
que realizó, para dar a entender esto que nos explica sobre
la percepción que tenemos de las cosas, del espacio.
Ambas fotos proyectadas son una misma imagen, solo que están
rotadas de cabeza para que podamos apreciar el efecto
que causa en nuestra forma de verla, en ambas se nota la
diferencia de profundidad, dada por el uso del color
y la forma en que asumimos las sombras y las figuras.
Antes del ambigrama se trabajaba con el dibujo de doble lectura,
pero no en la tipografía o las palabras.
Los ambigramas se empezaron a desarrollar en la tipografía
en el año 1900, pero no fue sino hasta la época de Raymond
Loewy (1964) que se empezó a tener una mayor noción
de lo que se podía realizar en el ambito de los ambigramas.
Nos habla y muestra obras de Doug Hofstadter (1969),
Tom Carnase, John Langdon (1971), Robert Petrick (1974),
Scott Kim (1979), Claude Dieterich y Nikita Prokhorov,
entre otros.
Moore nos dice que la memoria está asociada a la zona
de confort y que a través de ella podemos analizar
la forma en que vemos las cosas, percibimos las palabras,
reconocemos los signos y nos acostumbramos o no
a ciertas tipografías al leer, es la contraforma
la que te ayuda a entender en muchos casos y el manejo
del espacio se puede entender cuando lo miras al revés.
Dice que hay más contenido en la parte superior que
en la inferior de las palabras.
«El ilusionista busca que el truco no se note»
Sostiene que en los ambigramas se trabaja con la simetría
de la letra, ya sea vertical, horizontal o rotativa.
Hay diferentes tipos de ambigrama, de espejo, naturales,
de cadena, en movimiento en cuanto a la morfología.
En cuanto estilo también tenemos estas variedades:
Algunos ambigramas de su creación
Su proceso de creación del ambigrama empieza por
el análisis, a raíz de esto surge la idea,
luego el boceto, las alternativas de diseño,
los ajustes y esto da como resultado el arte.
Se despide con un interesante video sobre
todos sus ambigramas y nos deja con la siguiente
frase: «Lo digital ha avanzado tanto
que tenemos la oportunidad de volver a lo manual»
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Agradecido con el maestro John Moore,
con el Instituto Universitario de Diseño Las Mercedes
y con mis colegas de Design In Venezuela
por permitirme asistir a esta interesante
y productiva charla.
Vi esta calcomanía en el baño del instituto
y la comparto con ustedes a modo de reflexión:
Gracias por leer
Muy buena reseña, sobre este genial tema
dado por el gran Moore.
Gracias por la original reseña, pero debo señalar que el primer ambigrama data de 1893, se trata del ambigrama «THE END» que un su reverso puede leerse «puzzle» plasmada al final de un ambiguo libro para niños obra del norteamericano Peter Newell.
Me gusta tu artículo a modo de crónica, Luis 🙂
Gracias Manu, ¡qué genial que lo hayas disfrutado!