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El mundo me manda a dormir
y yo vengo a escribir un texto.
Soy muy microscópico para pensar
en qué pasaría si se apaga el universo;
tengo, eso sí, la certeza de que
ya ha ocurrido, puede que en el el futuro
que nunca veré o que ya pasó en ese pasado
del que no tengo consciencia del que existí.
A esas y éstas alturas,
cualquier vicio ha de ser efímero.
No hemos comprendido que toda razón basta y sobra.
Cómo continúa la plegaria por la paz mundial?
la malaria y el hambre, la desproporción económica,
el racismo y la degradación social?
Cómo continúa soplando el aire esas ideas
que no alcanzan a entrar en los poros de esa mente
anhelante de trascendencia, convencida
de que volver al lapicero y al árbol procesado
en muchas partes para ser papel, nos llevarán a un pleno
disfrute, si no entendimiento, de éste caos que somos,
sin querer, pero queriendo ser?
La música es el gran combustible orgánico.
Cada segundo, al unísono, se cae por la borda
y se crea esa definición transitoria e inequívoca
que llamamos tiempo.
Quién soy yo para decir,
quién soy yo para elegir no pensar,
no sentir, no dudar de todo ésto
o aquello o algo tal vez.
El caos interrumpe y lleva a cabo
el contorno de la vida.
La ceguera es un mal colectivo.
Estamos poseídos por un andar regular,
aunque lo neguemos nos digiere un gran monstruo:
Lo establecido.
Caer en la trampa es ceder,
caemos porque estamos vivos.
Esa respuesta intangible nace al respirar,
al recibir algo de lo ya concluido.
Agradezco a la alimentación neuronal
antes, ahora y después, puesto que me ha ayudado
a iluminar mi ser y poder expresar mis percepciones
en éste escrito.
En esa pausa analítica está
la semilla del movimiento creativo,
la luz interior no se apaga,
siempre y cuando
sepamos sonreir al abismo.
Darse cuenta, vale placeres.
Gracias por todo, ésta es la foto Número 600 de Undialavez.
He tomado más (fotos) desde que empecé en el 2010
y sólo han sido 600 publicaciones, pero estoy muy feliz por ello.
No suelo escribir mucho cuando publico las imágenes que tomo,
quizá debería aceptar esa sugerencia que me hizo una muchacha
alguna vez, de colocar un comentario bajo las fotos.
En fin, vamos poco a poco, pero con mucho cariño.
Ésta foto la tomé en San Victorino, en un vidrio roto
que estaba en el piso para ser recogido por el aseo.
Cuando terminé la foto caminé a un lado
hacia la estación de Transmilenio,
pero sin querer tropecé el vidrio y se rompió.
Hace varios días encontré el nuevo disco de Zeta,
agrupación de Venezolanos con trayectoria de varios años
haciendo discos y tocando en Venezuela y Latinoamérica.
Total que escuchando el primer tema de En Medio De La Tormenta, me inspiré y empecé a escribir en el
#GoldenBook. Acá te dejo lo que salió de ésta introspección.
La introspección me revela hechos que no necesito explicar.
La música destaca la calidad de mi ser
y me inspira a existir más y mejor.
Volver al principio para entender el aquí y el ahora,
para soñar, para crecer.
Podría haber hecho muchas cosas más que/de las que hice,
podría haber querido mejor, pero mi alma no había evolucionado
lo suficiente, pensaba que hacía lo que me hacía libre,
creía que hacía más que suficiente.
Ése mismo paisaje del pasado lo veo hoy, con perspectiva
diferente. Mi nivel de creencia está más desarrollado.
Creencia en mí mismo, en la Naturaleza, en Dios, en el Todo,
en el Caos, en el Mañana, en el Universo.
El poder empieza en la certeza.
Certeza del ser, certeza de lo que haces,
certeza del cambio positivo.
Ensayo y error, nuevas técnicas, nuevos caminos,
certeza del crecimiento y la trascendencia.
La certeza parte de la Fe, de la seguridad del creer.
Abrazar lo que puede ocurrir, querer lo que voy
a generar. Las posibilidades no son terrenales, son universales.
Hay que saber ocurrir.
Se aprende con la práctica, se sabe con la certeza, se tiene
certeza al tener Fe, se tiene Fe al ser agradecido,
se es agradecido al entender tu lugar en la vida,
se entiende al pensar, se piensa al ser humano.
Sé que puedo, sé que soy grande, sé que existo
y sé por qué y para qué existo.
Ésta es mi mayor inversión en la vida, invertir tiempo y espacio,
átomos e ideas en generar contenido, en nacer futuro
en cada segundo que cuenta, es una labor diferente, a la mano
de muchos y a la consciencia de no tantos.
Para el momento de escribir éste texto no me lee la gran cantidad
de gente que me encantaría, pero quien me lee es más que suficiente.
Me detengo a releer, pero sigo avanzando.
Mis neuronas se reúnen a debatir y no a estallar,
mi alma sonríe a lo incierto, la clave está en lo intangible.
Hoy estoy acá, escribiendo, haciendo lo que muchos
grandes pensadores, filósofos y creativos,
seres del pasado hicieron.
Estoy mirando hacia adentro y escribiendo.
Me inspiro en los grandes. Estoy contento, estoy vivo.
Construyo mi edificio personal,
con ladrillos con formas diferentes y funciona.
El sonido del tiempo es imperceptible.
El Todo es un valor absoluto, la Nada es abundancia tangible.
Todo inspira, el deber ser es y está a su manera,
incalculable, inconcebible.
Me disparo a orinar.
Regreso y continúo.
Soy similar a todos, con un software diferente.
Sócrates estuvo pensando y escribiendo, sobre temas similares,
pero yo tengo soporte, ideas y soundtrack diferentes.
Soy similar a ti, pero somos diferentes y es genial,
tanto para ti, como para mí. Sin más ni menos.
El dinero está más valorado que el tiempo y el espacio,
es increíble. Prioridades aleatorias.
Cuántas generaciones vivirán con el mismo deseo material,
empleo bien remunerado, montos, cargos,
ilusiones a cambio de horas y energía.
Entonces entiendo, creo y tengo Fe en que tú comprenderás,
similar a como yo entendí, que es un problema de certeza
y de actitud el que afrontamos a diario,
desde levantarnos temprano, hasta elegir nuestro alimento,
alimento para el cuerpo (comida) y alimento para el alma
(todo lo que elegimos ver, sentir, pensar, escuchar).
Mi gran deseo es lograr contribuir al cambio positivo,
a la demolición de tus paradigmas,
a la edificación de tu propio edificio,
ése que, como el mío, lleva tu propio nombre.
Tu propia institución, tu legado, tu trascendencia,
tu identidad digital.
Vivir es invertir el tiempo.